miércoles, 23 de junio de 2010

Tía Veneno

El hambre no perdona, al igual que no lo haría un control sanitario si es que alguno de estos locales, que estoy seguro todos conocen, fuera examinado. Estas carretillas o garajes adaptados, tan frecuentados en nuestra Lima, pueden tener el nombre que quieran pero para nosotros siempre serán "La Tía Veneno". El pan es lo de menos; las papitas si son un tema relevante, simplemente no pueden faltar; la hamburguesa puede ser de cualquier mamífero, se le resta importancia; sin embargo, las cremas son en su conjunto un elemento imprescindible, sin este no tendría sentido el apelativo bajo el cual conocemos estos quita-hambre ubicados en cada esquina de la ciudad. La variedad de las salsas a veces no tiene fin, desde las tradicionales: mayonesa, mostaza y ketchup; hasta la famosa y tan demandada tártara, salsa de aceitunas, golf, perejil, y demás cremas a las que finalmente se les debe añadir un ingrediente sin el que no se puede entregar la hamburguesa: el ají. Además del pan, la hamburguesa en sí, y las cremas mencionadas anteriormente, se le puede poner huevo, queso, jamón, tocino, o rodajas de cebolla al gusto. La tía veneno sabe.

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