Ya había pasado la media noche y yo me regresaba de una reunión en uno de estos vehículos a los que tanto cariño guardo y que supongo en muestra de reciprocidad guardan cariño con mi billetera y me evitan gastos innecesarios en lo referente al transporte. Inusual para un sábado por la noche pero el micro estaba lleno. Como siempre, al tanto de cualquier tipo de personaje cuyo aspecto físico no aparente el de un buen chico de la mala vida, sabía a quién tenía a mi alrededor. A mi izquierda una chica de lentes con mochila (no había riesgo de por medio), y a mi derecha un pata de 30 años digamos, pelado y con una camiseta deportiva de la U. Al rato de haberme subido, el cobrador empezó a sonar las monedas, lo cual automáticamente generó una metida de mano al bolsillo colectiva que a cambio culmina con la entrega de un boleto a cada uno de los que nos beneficiamos del servicio. Sin embargo, lo anecdótico de esta vez, llega justamente ahora. Ya había pagado mi sol de pasaje (que era lo justo por el lugar al que iba a ir con respecto a donde me había subido), cuando el cobrador le dice "pasaje, pasaje" al pata que estaba parado a mi derecha, este que se había subido casi conmigo por plaza san miguel, que le dice al cobrador con un sol en la mano "baja jockey", a lo que el cobrador responde: "¿1 sol al jockey? no seas chistoso, seré tu hincha! baja nomás pelao!... baja baja, acá nomás baja". El pata sin replicarle, solo atinó a bajarse del carro, compartiendo una sola explicación ante el hecho presenciado: sin pensarlo dos veces, ese cobrador era aliancista.
lunes, 14 de junio de 2010
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