viernes, 30 de abril de 2010

Robo a muerte armada

Domingo en la mañana: día típico para ir a visitar al pariente querido que ha pasado a mejor vida al cementerio. Así, camino a Pachacamac, pasamos por Jardines de la Paz de Lurín y vimos todo el mercado que se ha generado alrededor: Florerías como chancha, quiosquitos y, más adelante, chicharronerías para almorzar con toda la prole.
Mi papá aprovechó para contarme una pequeña historia de lo que le había pasado a una amiga de su chamba. Parece que ella acostumbra a ir todos los domingos, como es la costumbre, a visitar la tumba de su mamá y le lleva, como siempre, una rosa que es especial y es una de las pocas que venden de ese tipo (no especificó cuál). La semana pasada, casi como de rutina, llegó y se dio cuenta que la linda rosa que debía estar ahí, no estaba. Sospechó por un momento que su hermana se había olvidado de llevarle (se turnaban), mientras que veía como una persona le lloraba a su recién fallecido con una flor muy parecida a la suya... pero no supuso nada. Al regresar a su casa, llamó a su hermana y le confirmó que había hecho lo acordado y que le parecía raro que no estuviera ahí. Recién ahí ató los cabos sueltos: la afligida y desconsolada mujer que no tenía ninguna flor que ofrecerle al muertito, robó al del costado... Total, ni que se fuera a quejar ahora que está bajo tierra, ¿no?

domingo, 25 de abril de 2010

Sogas y Cerati

El sábado en la noche, por azares del destino, terminé yendo al concierto de Gustavo Cerati en el estado de la San Marcos. Antes de llegar, vi por primera vez a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lo primero de lo que me di cuenta fue que, a la entrada del estadio, había basura tirada. Yo tenía un papel que botar y busqué con la mirada un basurero, así que, como no lo encontré, le pregunté a uno de los VIPs, quien me respondió: Tírala ahí nomás. No lo hice y, como peruana, me sentí un poco avergonzada, pero estaba decidida a encontrar uno y seguí mi camino. Lo encontré. En fin, comenzó el concierto y, mientras pensaba que hubiera sido bueno saberme aunque sea una de las canciones, me dieron ganas de ir al baño. Como el cuarto de estado destinado para el concierto no estaba lleno, me aventuré a buscar los baños. Cuando entré, fue sorprendente el hecho de que no había palanca ni bomba para jalar. En vez de eso, había que jalar una soga que entraba por un hueco en la pared. Luego concluí que era una idea innovadora para que no se llevaran el inodoro. Era una solución y funcionaba. Al salir de los baños, escuché a la encargada decir: Pobre Cerati, ha venido para que le bajen la autoestima. La verdad, no fue un éxito de concierto a mi parecer, pero esa es otra historia.

viernes, 23 de abril de 2010

Gamarreando

El fin de semana pasado fui a Gamarra (cuasi ciudadela de la moda, por su gran tamaño y variedad) y pude encontrar de todo desde polos hasta tu ceviche en vaso. Para llegar, muy fácil... chapas tu combi (cualquiera que diga Gamarra o le preguntas al cobrador si te lleva por ahí) y te deja en la pueertita no más... además, es toda una aventura.
Entras y a gastar plata, pero claro, somos personas ahorradoras que nos gusta obtener el mayor beneficio por el menor precio. Entonces, aprendemos el arte del REGATEO: siempre puedes conseguir algo más barato del precio "oficial". Solo necesitas usar estas palabras: "Ya, pues, casera, una rebajita... mira que siempre vengo"; y listo, un par de soles que van de regreso al bolsillo. Tú y yo bien sabemos que eso no siempre es cierto, pero el comerciante también sabe que si no es a él, le compras a otro, y que para ganar, hay que vender necesariamente.
... HABLA... ¿VAS?

lunes, 19 de abril de 2010

Casualidad al por menor

El robo a pequeña escala es algo común en nuestra ciudad. Quién no ha sufrido o conocido a alguien que haya sido interceptado por un par de individuos, solo por un celular, un reproductor de música o la billetera. Esto es pan limeño - y calientito - de cada día. En esta ocasión, sin embargo, quiero hablarles de un robo un poco más específico, el auto-generador de mercado seguro. Un día cualquiera estás en tu carro y lo estacionas durante un ratito. Cuando regresas, te das con la sorpresa de que le falta el logo original al auto. Le preguntas al chico que limpia, al que cobra estacionamiento y, hasta a la persona que caminaba por ahí. Nadie sabe nada. Te acaban de robar algo que ni siquiera sabías que podía sacarse. Resignado, subes al carro, manejas y, a dos cuadras, encuentras un sitio donde venden estos minúsculos armatostes. Descubres los conocidos logos de Mercedes Benz y el de la marca de tu transporte. Qué suerte, lo compras, sonríes, pides que te lo instalen de nuevo y listo, hasta les das propina. Ya manejando de regreso a tu casa, pensando en tu buena racha, te das cuenta de un pequeño detalle. Y si era el mismo logo que te robaron antes? Pues, acabas de ser víctima del auto-generador de mercado.

domingo, 18 de abril de 2010

Polvo en el viento...


¿Quién no ha tenido una de esas pesadas tardes de aburrimiento y se ha animado a ir a Polvos Azules o Rosados para comprar un DVD pirata? Creo que todo el mundo ha pasado por este momento, hasta yo. Me encantan ver películas clásicas e independientes, el tipo de película que no pasan regularmente en los cines; salvo excepciones como el Cinematógrafo de Barranco, el del CCPUCP y la Ventana Indiscreta de la Universidad de Lima. Ante los elevados precios de las películas originales y la molestia que se causa al bajar archivos con virus de internet, la aparente mejor opción es comprar una película pirata. La variedad que se presenta en "los Polvos" es extensa, desde películas asiáticas de los 50s hasta películas del neorrealismo italiano, se pueden encontrar una gama diversa de opciones de compra para el entretenimiento. No quiero criticar la piratería que de por sí es un delito, pero en "los Polvos" se abre paso a un mercado ingenioso de masificación de la cultura global audiovisual y sirve como alternativa atípica para pasar un tiempo divertido.

Tres, cinco, uno. ¡Correteo!


Intentar descifrar el significado o al menos buscar una explicación lógica a esa secuencia de números que solemos escuchar por nuestras calles limeñas, me llevó a dar con un personaje que seguramente todos conocemos: el datero. Es gracioso, la palabra - formalmente - ni siquiera existe, y prueba de ello es esa línea roja que automáticamente la subrayó al momento de terminar de escribirla, haciéndome saber que estoy inventando un término para un empleo que hace a estos personajes dueños de la gran parte de los paraderos de la ciudad. El datero, encargado de, con una manera bastante peculiar, informar a los choferes de estos vehículos que nos movilizan por todo Lima, es además casi o más respetado que el policía de tránsito. Pasan desde reggaetoneros frustrados hasta muchachos amanerados con aspiraciones de estilista; desde regordetes sentados en banquitos de plástico de tres patas hasta ancianos excesivamente flacos y con lentes de poto de botella. Si eres chofer, te dicen si vas planchado o en correteo, te suben pasajeros que ni siquiera planeaban hacerlo, y por si fuera poco, sirven de guías turísticos para todos esos que paran perdidos en los momentos que más se les requiere. Definitivamente son una pieza fundamental para esta ciudad que, a falta de trabajo, obliga a crear nuevos empleos a base de ese ingenio que nos caracteriza.

sábado, 17 de abril de 2010

Mi taxi, mi oficina, mi casa

Una de las pintorescas cosas que vemos en las calles de Lima, que muy pocas veces nos detenemos EN SERIO a analizar son los taxis. ¿Quién no ha entrado a uno -o visto- y se ha preguntado por qué tiene tantos adornos?
Pensemos un poco. Un taxista pasa la mayor parte del día conducionedo por las agitadas calles, abriéndose paso entre micros, personas, ambulantes,etc. Su taxi es su oficina, su herramienta de trabajo, su medio para ganar plata, además de hacerle recordar a su familia o promesas realizadas (Ejemplo: "EN MEMORIA DE MI PADRE" o "MIS AMORES: JUANA Y JOSEFA" escrito en la parte de atrás del carro), que lo motivan a realizar tan ardua labor. Cada adorno es una expresión de su personalidad, de su vida, de lo que le gusta hacer, de lo que cree y de lo que piensa.
Así que la siguiente vez que veamos un taxista, preguntémosle de quién es el zapato que está colgado en el retrovisor o cuanto le costaron los CD's de su música favorita, en vez de ponernos a juzgar sobre su huachafería, o poco gusto por la sobriedad y seriedad.

lunes, 12 de abril de 2010

¡Puente Baja!

Parte de ese recorrido que Ale nos comenta, muchas veces comienza o termina en un puente peatonal, aunque también hay inescrupulosos que lo obvian y terminan aplastados en las carreteras; pero en fin, el puente es también parte de ese recorrido. También suele ser lugar para expresar creatividad, en todos los puentes se encuentran graffitis, y aunque muchos consideran que daña la imágen de la ciudad, yo considero que es parte del vivir urbano.
Asimismo, es lugar de trabajo de muchos mendigos que muchas veces ni les tomamos importancia, y, aunque no estoy de acuerdo con esta clase de trabajo, tampoco es motivo para ser indiferente al asunto, por el contrario, deberíamos ponernos a reflexionar e incentivar a que el estado los tome en cuenta. Esta foto la tome en febrero, en el puente de Rosa Toro que suelo usar para llegar a mi casa; me llama mucho la atención porque sale una mujer de espaldas pidiendo limosna en primer plano, y en la parte de atrás dos monjas con una actitud fría e indiferente, y no amables y buenas como las solemos imaginar.

domingo, 11 de abril de 2010

Benavides, Benavides, Larco, Schell, Arequipaa, Arequipa, todo Arequipa…

Este es uno de los taantos recorridos de un personaje cotidiano en la vida de un limeño: LA COMBI. En esta, uno va sentado leyendo, escuchando música, pensando en problemas o simplemente mirando por la ventana, esperando ver qué sorpresas nos guardan las calles limeñas.
Es impresionante ver cómo al peruano se le ocurre cada cosa con el fin de resolver algún problema, para ganar plata o simplemente para hacerse notar. En este Blog, lo que haremos es frenar y ver un poco más de cerca aquello que tal vez vemos todos los días, pero pocas veces prestamos atención.
¿Estás dispuesto a acompañarnos?