Domingo en la mañana: día típico para ir a visitar al pariente querido que ha pasado a mejor vida al cementerio. Así, camino a Pachacamac, pasamos por Jardines de la Paz de Lurín y vimos todo el mercado que se ha generado alrededor: Florerías como chancha, quiosquitos y, más adelante, chicharronerías para almorzar con toda la prole.
Mi papá aprovechó para contarme una pequeña historia de lo que le había pasado a una amiga de su chamba. Parece que ella acostumbra a ir todos los domingos, como es la costumbre, a visitar la tumba de su mamá y le lleva, como siempre, una rosa que es especial y es una de las pocas que venden de ese tipo (no especificó cuál). La semana pasada, casi como de rutina, llegó y se dio cuenta que la linda rosa que debía estar ahí, no estaba. Sospechó por un momento que su hermana se había olvidado de llevarle (se turnaban), mientras que veía como una persona le lloraba a su recién fallecido con una flor muy parecida a la suya... pero no supuso nada. Al regresar a su casa, llamó a su hermana y le confirmó que había hecho lo acordado y que le parecía raro que no estuviera ahí. Recién ahí ató los cabos sueltos: la afligida y desconsolada mujer que no tenía ninguna flor que ofrecerle al muertito, robó al del costado... Total, ni que se fuera a quejar ahora que está bajo tierra, ¿no?
Mi papá aprovechó para contarme una pequeña historia de lo que le había pasado a una amiga de su chamba. Parece que ella acostumbra a ir todos los domingos, como es la costumbre, a visitar la tumba de su mamá y le lleva, como siempre, una rosa que es especial y es una de las pocas que venden de ese tipo (no especificó cuál). La semana pasada, casi como de rutina, llegó y se dio cuenta que la linda rosa que debía estar ahí, no estaba. Sospechó por un momento que su hermana se había olvidado de llevarle (se turnaban), mientras que veía como una persona le lloraba a su recién fallecido con una flor muy parecida a la suya... pero no supuso nada. Al regresar a su casa, llamó a su hermana y le confirmó que había hecho lo acordado y que le parecía raro que no estuviera ahí. Recién ahí ató los cabos sueltos: la afligida y desconsolada mujer que no tenía ninguna flor que ofrecerle al muertito, robó al del costado... Total, ni que se fuera a quejar ahora que está bajo tierra, ¿no?
0 comentarios:
Publicar un comentario